La “epidemia en dos ruedas” causa 100 lesionados al día
Esta es la sexta vez que Carlos Varón sufre un accidente en su moto. “Y es la más grave”, confiesa inmóvil desde la cama del piso 6 del Hospital Clínico Universitario. Esta lesión, además de ser la que lo dejó tendido con la pierna en alto durante mes y medio, es la primera que sufre rodando con su esposa y su hija de tres años. A ellas no les sucedió algo grave. “La niña solo se raspó en la cara y la curamos rápido con bacitracina. Yo me aporreé un poquito en el brazo”, cuenta Mariana Marín, habitual “parrillera” de este motorizado.
El accidente ocurrió el 9 de octubre. Carlos y su esposa buscaron a su niña en la guardería del Clínico al mediodía (él trabaja en la Universidad Central de Venezuela) y aceleraron hacia la Cota 905, donde viven. Cerca de su casa se encontraron con otro motorizado de frente y ¡bum! “La pierna me quedó doblada, como cuando voy en la moto”, recuerda. Eso en términos médicos equivale a fractura de fémur y deslizamiento de rótula.
Los bomberos lo trasladaron al Universitario, donde la mayoría de los pacientes por emergencia son accidentados de moto. La estadística refleja que de cada cuatro con politraumatismos, uno resulta amputado, según el jefe de ese servicio, César González. En este hospital, pacientes como Carlos se quedan en promedio cuatro meses hospitalizados, pues las lesiones tardan en sanar y porque 80% de los quirófanos está parado por déficit de especialistas e insumos, advierte el traumatólogo.
La placa que necesitaba Carlos para su pierna tardó 25 días en llegar. Luego suspendieron la operación dos veces por falta de anestesiólogo. En todo este tiempo, el motorizado de 25 años y su esposa de 23 han digerido el trauma. “He chocado con carros, me he caído haciendo caballito y siempre vuelvo a montarme. Nadie le para a las normas, y me incluyo. Mi esposa me pidió que no ande en moto, pero, ¿cómo llevo y traigo a mi hija?”.
En el hospital Domingo Luciani, 90% de los pacientes en traumatología son accidentados de moto. La jefa de residentes, Adelimar de Freites, dice que la cifra de ingresos aumenta cada mes. “En una guardia de fin de semana, vemos más de 20 lesionados por moto y al menos cinco son niños. Los acompañantes casi siempre mueren porque lo común es que no lleven casco”.
De las 32 camas en ese servicio, 30 permanecen ocupadas por pacientes con politraumatismos: manos y muñecas fracturadas, fractura de tibia, de fémur, de cráneo, quemaduras. El director de este hospital, coronel Alexis Parra, insiste en la sobredemanda de pacientes con lesiones múltiples. “Muchos son referidos del interior del país o de clínicas privadas”, señala.
A los médicos del Luciani les preocupa especialmente esa lesión característica de los motorizados, que era una rareza hace cinco años y ahora es popular en traumatología: la “rodilla flotante”, una combinación de fractura de fémur y tibia. En otras palabras, cuando la rodilla queda suelta después de un choque a alta velocidad.
Los traumatólogos del Clínico, el Domingo Luciani, Lídice, y Los Magallanes de Catia coinciden en que el costo promedio para tratar personas con politraumatismos va desde 300 mil bolívares por el tiempo mínimo para su recuperación (un mes de hospitalización) hasta 900 mil bolívares (cuatro meses).
Maibelyn Carvajal quedó con una rodilla flotante que no ha podido sanar. Hace siete años, el 24 de septiembre de 2006, viajó de parrillera en un mototaxi en la carretera Petare-Santa Lucía. Salió de trabajar a las ocho de la noche y cuando atravesaron el kilómetro 17, el motorizado esquivó un carro a contravía, se montó sobre la acera, se cayeron, y el impacto los arrastró veinte metros. “El mototaxista estaba tomado. Tuve varias fracturas en la pierna y se me complicó con una osteomielitis (infección en los huesos). Me han operado siete veces para evitar amputarme”, cuenta desde una de las 32 camas de traumatología del Luciani. Su pierna izquierda luce violeta y marchita por las huellas de las cicatrices.
A sus 33 años, dice que la lesión le enseñó los riesgos a sus cuatro hijos.
El ministro de Interior, Miguel Rodríguez Torres, instaló en septiembre varias mesas de trabajo integradas por instituciones públicas y gremios de motorizados. “Todas las decisiones que se tomen serán para mantener la convivencia en la ciudad, el mejor tránsito y el respeto a la ley”, dijo a la prensa.
El viceministro para la Suprema Felicidad y médico pediatra, Rafael Ríos, también se pronunció sobre el impacto del auge motorizado en la salud pública y reconoció el incremento de accidentes. “Debemos introducir políticas para la prevención. Una ‘misión moto’. Es lamentable la muerte o que queden con discapacidad. Eso afecta a las familias y al Estado”, manifestó.
La epidemia en dos ruedas. Así denomina el presidente de la Asociación Venezolana para la Prevención de Accidentes y Enfermedades (Avepae), Kenneth Agar, al aumento vertiginoso de las lesiones por motos en Venezuela. “La accidentabilidad comenzó a agravarse desde 2007 y la cantidad de muertos aumentó 34% desde 2012. Ya en este año, cada día fallecen cuatro y llegan entre 90 y 100 lesionados a los hospitales de todo el país. 80% de los accidentes son por consumo de alcohol”, precisa quien lleva una década monitoreando el fenómeno.
Tanto han subido los índices que algunos hospitales bautizaron sus servicios de trauma con la marca de una moto. “El piso 5 del hospital de Maracay se llama Bera”, comenta Agar.
Venezuela se ubica en el puesto nueve con más muertos por accidentes en moto en el mundo, por encima de Estados Unidos, Argentina y México, según un estudio del Instituto Sangari de Brasil que evaluó las víctimas de tránsito en 87 países. En Latinoamérica, los índices venezolanos son solo superados por Brasil, Colombia y Costa Rica.
Edison maneja moto desde los 11 años. Ahora tiene 15, y llegó hace un mes al Luciani con una necrosis en la pierna (muerte del tejido por una infección), por una fractura múltiple que se complicó. El accidente ocurrió en la Francisco de Miranda, después de dejar a un pasajero (es mototaxista desde hace un año).
La traumatóloga De Freites dice que le han practicado seis limpiezas quirúrgicas antes de tomar una decisión que pareciera inevitable: amputación. El problema recurrente de los accidentados en moto, explica, es que pasan hasta cuatro horas tendidos en el asfalto con la herida abierta esperando una ambulancia. Cuando por fin llegan a traumatología, entran en la estadística anónima de los 100 lesionados diarios.