Sin moral, no hay seguridad vial
Tanto que nos quejamos a diario, porque las cosas no funcionan, porque no tenemos el país que queremos y pensamos en el futuro de nuestros niños y la intolerancia en la que nos vemos sumergidos.
Podremos pasar años estudiando el porqué de los problemas de inseguridad vial y la razón de la muerte de de miles de personas inocentes y sin duda alguna después de dar una vuelta por muchos temas, la respuesta a esta situación de anarquía en las vías no es más que un serio problema de valores.
Cuando vemos ejemplos de cómo funcionan las cosas en tal y cual país y nos preguntamos: ¿Por qué en el nuestro no puede ser así? A lo que muchos responden que es un tema de cultura; e indudablemente es así; sin embargo, muchas veces pienso que esa respuesta se ha convertido en una excusa para seguir haciendo las cosas mal.
El tema es cultural pero ¿Qué estamos haciendo para cambiarlo?; ese cambio ¿Depende del Estado?; creo que muchos creen que estamos así por culpa de los demás y es necesario que estemos convencidos que para que esa transformación se dé, debe haber un proceso de formación y educación desde que estamos niños. Formación en el hogar y el entorno y educación con planes y estrategias orientados a enfrentar este serio problema que está acabando con la vida de más de 700 niños y niñas cada año en Venezuela y con un saldo total de cerca de 7000 personas.
El problema es tan grave, que salimos todos los días a la calle y nos quejamos de las cientos de irregularidades que vemos en conductores, peatones y el eterno comentario de los motorizados. Nos la pasamos diciéndole a nuestros hijos que no coman con la boca abierta, que hagan la tarea temprano, que se bañen con las chancletas puestas, que no reciban nada de personas desconocidas; pero en materia de seguridad vial ¿Qué estamos haciendo?.
Lo más lamentable del caso es que la primera causa de muerte de niños y niñas entre 0 y 14 años son los mal llamados “accidentes” de tránsito, que por cierto de accidental no tienen nada, porque casi en su totalidad responden a decisiones mal tomadas; entre ellas cientos de irresponsabilidades y violaciones a la Ley de Transporte Terrestre.
La formación y la educación vial ha quedado de un lado, porque enseñar seguridad vial requiere de un doble compromiso; uno impartir técnicas para conducir y caminar mejor por nuestras vías; y el segundo compromiso formativo es enseñar con la moral, siendo este el que da más frutos, pero….
Madres y padres, si no formamos a nuestros niños con valores aplicados a la seguridad vial, desde lo moral, es decir con ejemplo, estaremos dejándolos ante el mayor riesgo de morir que existe para ellos, como lo es en el tránsito; empecemos a tomar decisiones correctas y a dar prioridades a los temas que representan calidad de vida para nuestras familias.
¿Quién debe dar el ejemplo?
Es muy frecuente oír que el ejemplo lo deben dar las autoridades, aunque es verdad, esto no quiere decir que ellos lo deben dar primero para yo hacerlo después, el ejemplo lo debemos dar todos, incluyendo las autoridades para que nuestros niños sean modelados y así tengamos la sociedad respetuosa y tolerante que queremos en las vías. Sin embargo, hoy quiero hacer mención a quienes hacemos vida en la prevención vial, desde los funcionarios hasta las ONG,s que trabajamos en la materia.
Resulta inconcebible pero muy cierto, que personas que lideran grupos, organizaciones y asociaciones de seguridad vial; salgan de las reuniones y crucen la vía en cualquier lado, exponiendo su reputación, pero sobre todo su vida, grandes “expertos” en seguridad vial que los ves sin el cinturón de seguridad puesto; muchas autoescuelas donde ni el instructor, y mucho menos el aprendiz, utilizan el cinturón.
Motorizados que dicen luchar por ese cambio de cultura tan necesario en ese sector y los vez conduciendo sin casco, o con un casco de muy mala calidad, de esos que llaman “quita multas”; funcionarios policiales y de otros organismos públicos, que por su envestidura no lo usan como que si la muerte distinguiera de carnets.
Creo que ya es hora que dejemos de hacer las cosas para “la foto”, para salir bien en el periódico o en la TV, no pretendo hacer creer asumir una condición de perfeccionista; No, me equivoco y trato de no cometer siempre los mismos errores porque sé que pongo en peligro mi vida y la de mis cercanos; pero lo que hoy he criticado, son elementos básicos de la seguridad vial, que no se están cumpliendo, ni siquiera por quienes son el modelo a seguir en esta sociedad; por eso estamos tan mal.
Darwin Figuera / Ciesvial