Reprobados en seguridad vial
Recientemente se cumplieron tres años del inicio formal de la década de acción de la seguridad vial, declarada por la ONU entre 2011 y 2020, en la cual se exhorta a los Estados miembros, los organismos internacionales, las organizaciones de la sociedad civil, las empresas y los líderes comunitarios a garantizar mejoras auténticas y lograr como meta común la disminución de muertes en siniestros viales en un 50% para el 2020; lo que representaría salvar más de 5 millones de vidas en el mundo.
Para que esa meta se cumpla, es necesario que todas las entidades involucradas hagamos esfuerzos mayores, ya que las muertes en las vías no descansan, por eso quienes estamos llamados a la prevención tampoco deberíamos hacerlo; descansar o no actuar significa perder más vidas.
En Venezuela pierden la vida diariamente en siniestros viales un aproximado de 24 personas, por lo cual pudiéramos inferir que cada hora, muere un venezolano en el tránsito y más preocupante aún, víctimas que se pudieron evitar y que dejaron familias disfuncionales, con otros problemas sociales que enfrentar (muerte del sostén de familia, niños huérfanos, etc).
En materia de seguridad vial se hace necesario ver más allá de lo evidente y en lugar de quedarnos sembrados en el problema se hace absolutamente necesario evaluar lo que estamos haciendo y entender que la culpa no es de una sola de las partes.
Hasta ahora no he encontrado un método más sencillo y eficaz para evaluar y dar respuesta a los problemas de inseguridad vial; que el basado en descomponer cualquier situación en esta materia desde tres perspectivas: Educación, Control y Sanción, les invito a hacer un análisis de la situación planteada en la gráfica de hoy, una exploración más allá de lo evidente, de la persona que la protagonizó, entendiendo que este es solo un caso de cientos de miles que ocurren a diario en nuestro país con policías, militares y también con civiles de diferentes clases sociales, religiones y formas de pensar; pero desde el punto de vista ético un análisis que no libre de responsabilidades a nadie.
Preocupante situación en la que dos jóvenes estudiantes de la UNES circulaban por la ARC en condiciones evidentes de inseguridad, con una de las motos accidentadas y el otro empujando con su pie, poniendo en riesgo sus vidas
¿La formación vial desde la moral de nuestros padres y líderes cercanos ha sido la óptima?
¿La educación vial ha sido un proceso sistemático en nuestro transcurrir por las instituciones educativas primarias, secundarias y universitarias?
¿Existe y se aplica un plan nacional de estudios en materia de seguridad vial?
¿Quién ha formado a los pocos docentes que imparten educación vial en nuestras escuelas y universidades?
¿Desde niños hasta adultos se nos enseña a percibir el riesgo en las vías?
¿Son esos jóvenes los únicos culpables de esa falta? ¿Qué hay de su formación?
El tema de la seguridad vial está íntimamente ligado al de los valores
Es momento de quitarnos las caretas y siempre ver a un solo culpable: quien ejecuta la falta
Esos jóvenes crecieron en un país donde la ley en materia de tránsito no se aplicaba y lamentablemente aún sigue sin aplicarse rigurosamente.
Qué bueno que haya un nuevo proceso de humanización de la policía, pero no podemos formar funcionarios que valoren la vida del ciudadano, si no logramos que valoren la de ellos mismos
La universidad debe educarlos, pero si no genera procesos de control, seguiremos viendo imágenes como esta y leyendo de muchos muertos en las vías
SANCIÓN.-
Quitamos la identificación de las motos, porque quizás hay quienes creen que hacer algo es buscarlos y botarlos de la institución.
Sin dudas esa no es la solución, de ser así habría que expulsarlos a todos, porque es un problema de cultura vial que no hemos enfrentado.
Si la expulsión fuera la sanción, se tendría que salir de quienes los formaron y de quienes los contrataron y etc.
La sanción debe ser reforzar los otros dos elementos anteriores educación y control, en ellos y en sus compañeros, desde la universidad y aún después de graduados desde la institución policial que los acoge, si no sigue este proceso, se corre el riesgo de contaminación, como ya está pasando en nuestras ciudades.
Un uniforme de una institución en lugar de poder, debe darnos es responsabilidad y moral.
PROPUESTA.-
En nuestro país, sus instituciones, organizaciones y empresas se hace necesaria la aplicación de auditorías de seguridad vial, con el fin de analizar las causas de lo que está ocurriendo y plantear estrategias metodológicas para enfrentarlas.
Mientras no ataquemos el problema desde la raíz de la familia y la escuela; pasaremos décadas lamentando vidas de funcionarios, familiares, amigos, que pudieron haber construido un mejor país.
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