Mi pana el semáforo
(Cuento ganador del «I Concurso de Cuentos sobre la Seguridad Vial». Autora: Jhoanna Chatruch)
En una bella mañana, unas líneas blancas de la esquina se quejaban porque casi se les podía oír.
– ¿Por qué no pasa por aquí la gente? ¡No nos ven! ¡Como si no existiéramos!
Y en ese momento, la pasarela habló:
– No se sientan mal. Mírenme a mí, poderoso y gigante y nadie pasa sobre mí, prefieren cruzar corriendo la calle como si sus vidas no valen nada.
Al oír esos reclamos, apareció el pana el semáforo y dijo:
– ¡Yo soy el más bonito! ¡Tengo tres luces de colores! ¡Es la diferencia entre la vida y un accidente y ni me obedecen!
Y hablando de su «mala suerte». ¿Se dieron cuenta de un par de niños que iban a cruzar la calle y uno de ellos dijo?:
– Bueno, vamos a hacer lo que nos dijo la profesora. ¡Dame tu mano!
– ¿Y ahora qué? -dijo el otro niño.
– Vamos a pararnos sobre las rayitas blancas.
– ¿Y luego?
– ¡Esperamos a que el semáforo se ponga en rojo, miramos hacia los lados y si no viene ningún carro, cruzamos y listo!
– Qué útiles son las señales de tránsito, ¿cierto?
Las rayitas blancas, la pasarela y mi pana el semáforo sonreían porque todavía había personas que sabían de su existencia.
Fuente: http://tuvoz.ultimasnoticias.com.ve